viernes, 2 de diciembre de 2011

¡Te digo que NO!

Siempre pensé que la primera sería romántica, en un lugar donde podríamos disfrutar los dos, que uno ame al otro y viceversa, que después estemos felices, porque ese es el objetivo; que se lo cuenten a todo el mundo, que celebren. Sin embrago, no fue así.

La primera vez que me pidieron matrimonio no fue para nada romántico, estaba molesta, no era ni el momento, ni el chico indicado. Simplemente me sentó en una banca del Jockey Plaza, frente a Plaza Vea, lo cual es horroroso. Él dijo la frase más conocida por todos ‘’Cásate conmigo’’ y después agrego ‘’te quiero conmigo toda la vida’’.

‘’La relación’’, lo pongo en comillas porque nunca hubo, empezó siendo muy rara y termino siendo aún más. En la universidad solo lo vi dos veces y en las salidas de grupo lo vi varias veces, pero no hablábamos mucho.
No sé cómo, ni cuándo empezó exactamente el ‘’gileo’’, los mensajes, las llamadas constantes que duraban al menos un par dos horas. Simplemente pasó. Lo primero que recuerdo fue una salida al cine, fue desastrosa, una película de mal gusto, una gaseosa que se derramó, los abrazos incomodos y típicos del chico que quiere algo más que un simple ‘’gracias’’ al terminar la salida.

A los dos días llamó y me hago una pregunta singular: ‘’ ¿te gusta más el lado derecho o izquierdo?, solo dime y no preguntes’’. Respondí: Derecho. Me dijo ‘’ok, adiós’’ y colgó el teléfono. A las pocas horas llamó y dijo que vaya a Miraflores porque tenía varias sorpresas para mí. Yo sin ganas, ni motivos fui al encuentro. Es obvio que yo ya sabía que le gustaba y también sabía que era un buen chico, pero la verdad no me atraía. Era un amigo más.

Llegué a un restaurante, no muy conocido, me encontré con él; me recibió con un gran y enorme ramo de rosas rojas, no las conté, pero a simple vista eran más de una docena; me dio un beso en el cachete, comimos y al terminar la cena me dijo que tenía un regalo, metió las manos al bolsillo y saco dos entradas al concierto de Gian Marco. Prácticamente salté de la emoción, pero no puedo aceptarlas. Él insistió tanto que tuve que acceder.

A los pocos días salí con mi mejor amigo y él simplemente apareció en la puerta del supermercado con una caja de rosas y una de chocolates. Creo que tenía afición por las rosas o por los regalos, Nunca me quedo claro eso. Aquel amigo me pregunto si pasaba algo entre él y yo y rápidamente respondí que no, que solo éramos amigos y habíamos estado saliendo pero no hay nada serio.

Días después llegó la navidad obviamente lo volví a ver, esta vez solo unos minutos y cerca de mi casa. Me dio una bolsa enorme de color rojo con corazones grandes, vi dentro de ella y era un peluche de Winnie Pooh disfrazado de explorador, le di las gracias y me fui.

Llegó el día del concierto, fuimos, nos divertimos y sin querer se dio el primer beso. No sé cómo paso, pero sin darme cuenta ya nos habíamos besado. Le dejé en claro que solo somos amigos y que no quería una relación y él, sin decir nada aceptó con un gesto.

Solo tenía diecinueve años y ya quería que me case con él, llevábamos dos semanas saliendo, ese sábado quedamos en encontrarnos a las ocho de la noche en el Jockey Plaza para simplemente comer algo y conversar. Eran las nueve de la noche y no llegaba, simplemente me estaba yendo y como telenovela apareció por la puerta de Ripley con otro enorme ramo de rosas y una tarjeta, en ella decía que me agradecía por todas las salidas que habíamos tenido y por los buenos momentos pasados.

Solo pasaron dos horas y ya nos estábamos yendo y me dijo que quería decirme algo y que era importante, yo solo pensaba en irme a mi casa. Ahí fue donde me sentó en esa fría banca de Plaza Vea y sin pensarlo, sin decirme nada saca del bolsillo un anillo y me lo propone. Lo primero que pensé es que está loco, le dije que si era en serio y me dijo que SI; le dije que no, que solo éramos amigos y ya se lo había dicho, él insistía tanto que me llego a dar miedo y solo le grité: ¡Te digo que NO! Y me fui rápidamente de ese lugar.

Esa fue la última salida con él, la última vez que lo vi y el único recuerdo que quedo es Winnie Pooh, que está en algún lugar de mi cuarto y ese anillo, que tiene grabado “tú eres mi vida’’, que está guardado en un cajón y nunca saldrá.


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